Desde fines del siglo XIX, los
científicos han observado un aumento
gradual en la temperatura promedio de la superficie del planeta. Este aumento se estima que ha sido de entre 0.5ºF
y 1.0ºF. Los diez años más calientes del
siglo XX ocurrieron entre 1985 y 2000, siendo 1998 el año más caliente del que
se tenga datos. Este calentamiento ha reducido
las áreas cubiertas de nieve en el hemisferio norte, y ha ocasionado que muchos
de los témpanos de hielo que flotaban en el Océano Ártico se hayan
derretido. Recientemente también se ha
observado cómo, debido a este aumento en temperatura, grandes porciones de hielo
de Antártica se han separado del resto de la masa polar, reduciendo así el tamaño del
continente helado.
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